Obra Pontificia de San Pedro Apóstol
La Sociedad de San Pedro Apóstol apoya la educación de los candidatos al sacerdocio en las diócesis misioneras y la formación de religiosos y religiosas en el mundo en desarrollo y es una de las cuatro Obras Misionales Pontificias.
Antecedentes | Una Historia | Campaña de Verano | Perfil de la Misión
Jeanne Bigard
A fines del siglo XIX, el misionero francés y Obispo de Nagasaki (Japón) envió una carta a Jeanne Bigard y a su madre Estefanía, en la que les comunicaba que había 50 jóvenes a su cargo que se preparaban para el sacerdocio. Asimismo, les participaba sobre los obstáculos y dificultades que estaba afrontando para atenderlos y dar cabida al creciente número de jóvenes que solicitaban ser admitidos en el seminario.
Jeanne y Estefanía empezaron a recaudar fondos para ayudar a cubrir los gastos de esos seminaristas. Así fue como, en 1889, fundaron la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol en Caen (Francia) con la finalidad de promover y respaldar las vocaciones misioneras, tanto sacerdotales como religiosas. En el primer año de su fundación, la Obra Pontificia ayudó a cubrir los gastos de unos 2.700 seminaristas. A los cinco años de haber enviado su primera contribución financiera a Japón, las señoras Bigard y sus colaboradores enviaron fondos a seminarios en China, India, Corea, Sri Lanka y Vietnam.
La Obra Pontificia apoya la formación de jóvenes de ambos sexos en sus propios países y culturas para que sirvan a su pueblo como religiosos, religiosas, catequistas o sacerdotes. Muchos hombres y mujeres de estas comunidades sienten el llamado a emprender la vida religiosa o a prepararse como sacerdotes, pero carecen de los recursos necesarios para completar sus estudios.
En la actualidad hay más de 30.000 seminaristas de unos 400 seminarios, la mayoría situados en África y Asia, que reciben un subsidio anual de $750 por estudiante para sufragar sus gastos de alojamiento, manutención y costo de matrícula. Hay, además, cerca de 10.000 novicios religiosos y religiosas que reciben asistencia económica de la Obra Pontificia.
Campaña de Verano de la Sociedad de San Pedro Apóstol
¿Sabía usted que cuando hace una donación a la Sociedad de San Pedro Apóstol está apoyando directamente a seminaristas, religiosas y catequistas laicos de la Iglesia Católica que crece rápidamente en África y Asia?
La Sociedad capacita a hombres y mujeres jóvenes en su propio país y cultura para servir a su gente como hermanas, hermanos, catequistas o sacerdotes religiosos.
Muchos hombres y mujeres de estas comunidades se sienten llamados a unirse a la vida religiosa o ser sacerdotes para servir a la Iglesia, pero carecen de los recursos materiales para completar sus estudios.
Considere este llamado a la misión de Cristo acompañando espiritual y materialmente a quienes estudian en seminarios, noviciados y casas de formación en tierras de misión. Puede hacer un cheque a nombre de la Sociedad de San Pedro Apóstol y enviarlo a:
Arquidiócesis Católica Romana de Washington
Sociedad de San Pedro Apóstol
P.O. Box 223394
Chantilly, VA 20153
Próximamente: Paquete de promoción para el párroco y la parroquia
Recursos para párrocos y parroquias
- paquete de promoción para el párroco y la parroquia – Inglés
- anuncios del boletín (Inglés | Español)
- anuncios parroquiales (Inglés | Español)
Un testimonio de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol: Seminario Misionero Santa María la Mayor de Quito, Ecuador
El Seminario Misionero “Santa María la Mayor” forma a los futuros sacerdotes de los Vicariatos Apostólicos de Puyo, Aguarico, Sucumbíos, Esmeralda, Méndez y Napo en los territorios de la Amazonía ecuatoriana, construyendo así una Iglesia con rostro amazónico sinodal. Fue inaugurado y bendecido el 29 de noviembre de 1996 y está ubicado en la ciudad de Quito.
En los territorios de misión y en la labor fundacional de la Iglesia local, no siempre es fácil dedicar tiempo y personal a la pastoral vocacional, pues generalmente todas las energías de los misioneros se canalizan hacia ámbitos de evangelización que suelen presentarse como más urgentes. Descubrir, acompañar y acoger las vocaciones de los jóvenes se ha convertido en una de las prioridades pastorales en nuestros Vicariatos Apostólicos; así como sensibilizar a las comunidades locales sobre la necesidad de contar con sacerdotes y obreros consagrados a la evangelización.
Es necesario formar a los seminaristas en un entorno en el que estén representadas sus comunidades y su cultura y en los que tengan una estrecha relación con la Iglesia misionera a la que pertenecen. La dimensión misionera que define a los seminaristas del Seminario Misionero Santa María la Mayor se promueve en sus estudios eclesiásticos. Los futuros sacerdotes de los Vicariatos de Puyo, Aguarico y Sucumbíos servirán a las comunidades indígenas y campesinas locales y a la Iglesia.
Los seminaristas cursan estudios de filosofía y teología en la Pontificia Universidad Católica de Ecuador (PUCE). Pero se adentran en el entorno misionero experimentando la vida en las parroquias de las zonas urbanas, rurales e indígenas de los Vicariatos y colaboran en talleres, charlas, retiros y encuentros deportivos. Sacerdotes experimentados brindan a los seminaristas acompañamiento espiritual y participan en la convivencia fraterna.
El Seminario Misionero Santa María la Mayor celebró en 2021 el 25 aniversario de su fundación. Con el apoyo continuo de la Sociedad de San Pedro Apóstol, el seminario seguirá formando sacerdotes según el corazón de Jesús y con un total espíritu de fraternidad y sinodalidad.
(Artículo adaptado de los Secretariados Internacionales de las Obras Misionales Pontificias: https://www.ppoomm.va/es/chi-siamo/le-4-opere-missionarie/pospa.html
Crónicas Misioneras (Spanish)
Perfil de la misión
Padre Luis Montes, IVE
El padre Luis Montes, IVE, nació en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, Argentina, siendo el sexto de siete hermanos. Tres son sacerdotes del Instituto del Verbo Encarnado (IVE). “Mi hermano José es sacerdote en Ucrania. Mi hermano Enrique está en Egipto y yo estoy en Irak”.
A los pocos meses de su ordenación sacerdotal, el padre Luis fue enviado a un pueblo en las afueras de Belén para ayudar a fundar un monasterio ahí.
“Se cree que éste fue el lugar donde el rey Salomón escribió el Cantar de los Cantares”, dijo el padre Montes. “Era un hermoso valle lleno de agua, lleno de hermosos árboles”, un lugar providencial para enamorar a la gente del Medio Oriente.
El padre Luis también ha servido en Jordania y Egipto, pero la gente de Irak tiene un lugar especial en su corazón. Después de la invasión y guerra del 2003 en Irak, el número de cristianos iraquíes bajó de 1,5 millones a unos 200.000.
“El país estaba sufriendo más o menos 20 ataques terroristas diariamente en Bagdad”, dijo. “Estamos hablando de miles de mártires, cientos de miles de refugiados. No era raro que los terroristas entraran a las casas de los cristianos durante la noche y mataran a todos en la familia, desde los ancianos hasta los bebés”.
Mientras muchos cristianos murieron o huyeron, los que hoy siguen en Bagdad continúan arriesgándolo todo por Cristo.
“En nuestra parroquia, no tenemos la libertad de hacer lo que queremos, así que hacemos todo adentro, no hay procesiones afuera. Los feligreses deben tener mucho cuidado”.
Sin embargo, incluso en medio de sus propias luchas, el padre Luis y sus feligreses están ayudando a familias católicas sirias y ortodoxas que han ido a Bagdad en busca de refugio.
“Esto crea una relación especial entre estas familias y nuestra iglesia. Los estamos visitando en el campo de refugiados. Los estamos consolando, escuchando sus problemas, tratando de encontrarles ayuda”.
Hablando sobre su experiencia, el padre Luis dice: “…Vemos cómo Dios da fuerza a los más débiles. Estos cristianos nos están dando una gran lección sobre lo valioso que es servir a Jesucristo, sobre cómo vale la pena morir por él y sobre cómo es la vida de corta. Y tenemos que usar el poco tiempo que tenemos para ser santos”.
Jeanne Bigard
1859-1934
Fundadora de la Sociedad Pontificia de San Pedro Apóstol, descubrió de inmediato el llamado a dedicarse a un Apostolado, el de ser otra de una Multitud de Sacerdotes.
Si usted desea información adicional, puede ponerse en contacto con Maeve Gilheney-Gallagher, Coordinadora de Solidaridad Mundial.