Atención pastoral para migrantes y refugiados

La Iglesia Católica en los Estados Unidos es una Iglesia inmigrante, con una larga historia de acogida de una diversidad de recién llegados y de prestación de asistencia y atención pastoral a los inmigrantes, migrantes, refugiados y personas desplazadas.

Nuestra Iglesia ha respondido a la llamada de Cristo de “recibir al forastero”, porque en este encuentro con el inmigrante, el migrante y el refugiado en nuestro medio, nos encontramos con el propio Cristo. Un abundante acervo de enseñanza de la Iglesia, que incluye encíclicas papales, declaraciones y cartas pastorales de obispos, ha reforzado constantemente nuestra obligación moral de tratar al extranjero como trataríamos a Cristo mismo.

La declaración pastoral Acogiendo al forastero entre nosotros: Unidad en la diversidad, emitida por los Obispos de los Estados Unidos en 2001, exhorta a los fieles católicos a experimentar una conversión de la mente y el corazón; nos implora abrirnos a la comunión y la solidaridad con los diversos recién llegados y nos suplica que busquemos nuevas vías y medios significativos para dar la bienvenida a nuestros hermanos inmigrantes en nuestras parroquias, escuelas y comunidades.

En 2003, los Obispos de los Estados Unidos y México reconocieron, en su declaración pastoral conjunta Juntos en el camino de la esperanza ya no somos extranjeros, que el actual sistema de inmigración necesita una reforma exhaustiva. Ofrecieron asimismo un conjunto de recomendaciones integrales encaminadas a enmendar las leyes y políticas de los Estados Unidos con el fin de configurar un sistema de inmigración más humano y justo en nuestra nación.

Para más información y recursos, visite la página web del Vaticano sobre la Jornada mundial del migrante y del refugiado.

Educarse

  • La página web del Vaticano para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado fue creada por una Oficina del Vaticano que actúa bajo la dirección del Papa Francisco, con el fin de garantizar que cuantos se vean obligados a huir no sean excluidos ni queden abandonados.
  • La Oficina de Servicios de Migración y Refugiados de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) pone en práctica el compromiso asumido por los obispos católicos estadounidenses de proteger la vida y la dignidad de la persona humana. La oficina presta servicios y defiende a los refugiados, asilados, migrantes, niños no acompañados y víctimas de la trata de personas.
  • Justicia para los Inmigrantes es una iniciativa de la USCCB cuyo propósito es educar al público acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la migración, suscitar voluntad política para lograr una reforma migratoria justa y humana y abogar por reformas dignas y justas de las leyes y las políticas para la migración y los refugiados.

Defender

Orar

Una oración por los migrantes y los refugiados (tomada de la USCCB)

Señor Jesús, cuando multiplicaste los panes y los peces, nos prodigaste más que alimento para el cuerpo: Nos ofreciste el don de tu propia Persona, el don que satisface toda hambre y que sacia toda sed. Tus discípulos estaban llenos de temor y dudas, pero tú, Señor, derramaste tu amor y tu compasión sobre la multitud de los migrantes, dándoles la bienvenida como hermanos y hermanas.

Señor Jesús, hoy nos llamas a nosotros a dar la bienvenida a los miembros de la familia de Dios que llegan a nuestras tierras huyendo de la opresión, la pobreza, la persecución, la violencia y la guerra. Nosotros también, como tus discípulos, estamos llenos de temor, dudas y hasta desconfianza, y por eso levantamos barreras en el corazón y la mente.

Señor Jesús, ayúdanos con tu gracia, te rogamos, para desterrar los miedos de nuestro corazón, y así podamos acoger a cada uno de tus hijos como nuestro propio hermano y hermana; dar la bienvenida a los migrantes y refugiados con alegría y generosidad, mientras tratamos de atender a sus muchas necesidades; darnos cuenta de que tú nos llamas a todos a subir a la montaña santa para conocer las sendas de la paz y la justicia; compartir de nuestra abundancia mientras tú despliegas un banquete delante de nosotros; y dar testimonio de tu amor a todas las personas, conforme celebramos los muchos dones que ellas traen consigo.

Te alabamos y te damos gracias por la familia que nos has encomendado formar de tantas personas. En esta familia humana vemos un reflejo de la unidad divina de la Santísima Trinidad, en cuyo nombre elevamos nuestra plegaria: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

Para más información, por favor póngase en contacto con la Oficina de Diversidad Cultural y Extension.