La Vida Consagrada

La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu.

~ Vita Consecrata, §1

El Glosario del Catecismo de la Iglesia Católica define la consagración como: “La dedicación de una cosa o persona al servicio de Dios con una oración o una bendición”.

El Código de Derecho Canónico de 1983 describe esta dedicación en relación con las personas consagradas de la siguiente manera:

“La vida consagrada por la profesión de los consejos evangélicos es una forma estable de vivir en la cual los fieles, siguiendo más de cerca a Cristo bajo la acción del Espíritu Santo, se dedican totalmente a Dios como a su amor supremo, para que entregados por un nuevo y peculiar título a su gloria, a la edificación de la Iglesia y a la salvación del mundo, consigan la perfección de la caridad en el servicio del Reino de Dios y, convertidos en signo preclaro en la Iglesia, preanuncien la gloria celestial”.

~ Canon 573 §1

Una persona consagrada, entregada al servicio de Dios, contribuye a la edificación de la Iglesia al guiar a otros en el camino hacia la salvación eterna. Al profundizar en su amor por Dios y por el prójimo, se convierten en un testimonio vivo del reino de los cielos.

Dentro de la Iglesia, existen diversas formas de institutos de vida consagrada: hermanos, hermanas y sacerdotes religiosos, ermitaños, anacoretas, vírgenes consagradas, miembros de sociedades de vida apostólica e institutos seculares.

Congregaciones masculinas

Las congregaciones masculinas pueden estar conformadas por hermanos, sacerdotes o una combinación de ambos.

Hermanos religiosos

Los hermanos religiosos viven en comunidad, compartiendo una vida fraterna. Son laicos que han consagrado su vida a Cristo y a la Iglesia a través de los votos de pobreza, castidad y obediencia. Aunque el ministerio es una parte fundamental de su vocación, no es lo que define su identidad; lo que los caracteriza es su estilo de vida. Ser hermano de otro requiere amistad y amor fraternal. Como religiosos consagrados, los hermanos forman comunidades comprometidas con la oración y el apoyo mutuo. Su vida, centrada en la espiritualidad y la convivencia comunitaria, les permite servir en distintos ámbitos, algunas veces con una orientación más monástica o apostólica, según las necesidades de la Iglesia. El hermano es alguien que busca el Absoluto: elige vivir con radicalidad su consagración bautismal, siguiendo a Jesucristo en la castidad, pobreza y obediencia. Alimenta su vida espiritual con la oración, la Eucaristía, la Palabra de Dios, una interpretación reflexiva de los signos de los tiempos y su compromiso con el mundo.

Los sacerdotes religiosos son miembros plenos de su comunidad religiosa. Hacen votos públicos y viven en comunidad. Sin embargo, su ordenación sacerdotal añade otra dimensión de servicio, tanto a su congregación como a la Iglesia en general. Si un sacerdote pertenece a una orden religiosa, su pertenencia a la congregación es de mayor importancia personal que su sacerdocio, pues vivir con sus hermanos espirituales forma parte esencial de su llamado.

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Congregaciones femeninas

Las congregaciones femeninas cuentan con un único nivel de membresía, donde todas sus integrantes son hermanas. Como parte de la vida consagrada, viven plenamente en el corazón de la Iglesia (Vita Consecrata), asumiendo su papel dentro de su dimensión profética.

Una religiosa consagra su vida a Cristo y a su Iglesia mediante los votos y la vida en comunidad. Su rutina diaria se desarrolla dentro de una congregación, en conformidad con la enseñanza y el carisma de su fundador o fundadora. La esencia de la vida religiosa se basa en la fraternidad, un estilo de vida austero y célibe, la profesión pública de los votos y la entrega total al servicio de Dios y su pueblo. La oración y el trabajo son pilares fundamentales en todas las comunidades religiosas. Sin embargo, según la visión de su fundador(a), el carisma de la congregación y los talentos individuales de sus miembros, cada comunidad enfatiza estos aspectos de manera particular. Algunas están mayormente orientadas a la contemplación, mientras que otras se enfocan en una vida más activa.

El apostolado varía según la comunidad, abarcando diversas áreas como la educación, el trabajo social, la administración, la comunicación y la atención en salud, entre otras.

Hay muchas comunidades religiosas entre las que se puede elegir. Cada mujer debe encontrar aquella a la que se sienta llamada. El contacto personal es una de las mejores formas de conocer una comunidad, permitiendo aprender sobre su espiritualidad, apostolado y estilo de vida. Algunas comunidades ofrecen retiros de fin de semana o experiencias de convivencia.

Si una mujer siente el llamado a la vida religiosa, es fundamental que reflexione profundamente sobre su decisión. Es importante informarse, buscar consejo, acercarse a personas con experiencia, evaluar su vocación y, sobre todo, dedicar tiempo a la oración para pedir sabiduría y fortaleza en el discernimiento de la voluntad de Dios. Contar con la guía de un buen director espiritual puede ser de gran ayuda en este camino.

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Sociedades de vida apostólica

Las sociedades de vida apostólica surgieron inicialmente como respuesta a la tendencia de la Iglesia de imponer la vida en clausura a los institutos de vida religiosa. Los miembros de las sociedades de vida apostólica asumen un compromiso explícito con los consejos evangélicos mediante vínculos sagrados oficialmente reconocidos por la Iglesia. Debido a la forma en que fueron estructuradas, desde sus inicios permanecieron activas y fuera de la clausura. Cada una, a su manera particular, persiguió un objetivo apostólico o misionero específico, mostrando con frecuencia una preferencia por los pobres o las personas pertenecientes a minorías. Sus apostolados incluyen, entre otros, la educación, el trabajo social, la administración, la comunicación y la atención sanitaria.

Estos ministerios pueden llevarse a cabo en cualquier parte del mundo, según lo determinen la constitución y el carisma de la sociedad. Ejemplos de sociedades de vida apostólica en la Arquidiócesis incluyen las Hijas de la Caridad, los Palotinos y los Padres Paulistas.

En la vida diaria y en el trabajo, las sociedades de vida apostólica y los institutos de vida religiosa presentan muchas similitudes.

Institutos de vida religiosa

Los institutos de vida religiosa agrupan a miembros que profesan públicamente los consejos evangélicos de obediencia, pobreza y castidad, viviendo en comunidad según la regla y la constitución de su orden, la cual puede ser de vida en clausura, monástica o apostólica.

La vida en clausura se centra en la oración contemplativa. Existe un fuerte sentido de separación física a través del silencio, la soledad y una estricta reclusión. Su ministerio consiste en la oración por la Iglesia y por el mundo, así como en un trabajo dentro de las instalaciones de la institución que permite el sustento de la comunidad. Las Clarisas Pobres de la Adoración Perpetua y las Carmelitas de Port Tobacco son ejemplos de comunidades de clausura dentro de la Arquidiócesis.

Las comunidades monásticas se centran en la vida común y la oración comunitaria. Cada monasterio tiene un gobierno autónomo, una zona de clausura dentro de la casa, y considera el silencio y la soledad como valores fundamentales. Estas comunidades monásticas hacen un cuarto voto de estabilidad, lo que significa que permanecerán en la misma casa durante toda su vida. Las Hermanas de la Visitación de Georgetown y los Benedictinos de la Abadía de San Anselmo son ejemplos de comunidades monásticas que sirven en la Arquidiócesis.

Las comunidades apostólicas o “activas” se enfocan en el ministerio tanto dentro de la Iglesia como en el mundo. Aunque viven en comunidad, están “en” el mundo, pero no son “del” mundo, dando testimonio activo de los valores del Evangelio a través de su ministerio. Estas comunidades mantienen un equilibrio entre la vida contemplativa y la vida activa. Todas están comprometidas con la difusión del Evangelio, cada una según el carisma de su congregación. La mayoría de las congregaciones religiosas que sirven en la Arquidiócesis son apostólicas, como las Hermanas de la Misericordia, las Hermanas de San José, las Religiosas del Buen Pastor, las Hermanas de Notre Dame, los Jesuitas, los Dominicos y los Franciscanos.

Institutos Seculares

Los institutos seculares forman a personas laicas que, a través de su consagración a Dios mediante votos, reciben la fortaleza y vitalidad interior necesarias para dar testimonio de Cristo en el mundo secular.

Los institutos seculares fueron reconocidos oficialmente en 1947 como una forma original de vida consagrada dentro de la Iglesia. Su misión especial es “trabajar por la santificación del mundo, estando plenamente dentro del mundo”.

Sus miembros ejercen un poderoso apostolado laico en diversos ámbitos de la sociedad, como la política, la economía, la medicina, el arte, la educación, la tecnología, y la vida familiar y laboral. Aunque los miembros de cada instituto secular se reúnen periódicamente para la renovación espiritual y el apoyo mutuo, generalmente no viven en comunidad.

La Arquidiócesis de Washington cuenta con varios institutos seculares cuyos miembros laicos y sacerdotes profesan los consejos evangélicos y difunden los valores del Evangelio según un carisma y espiritualidad específicos. Al igual que los institutos religiosos, cada uno tiene un período de formación para los nuevos miembros. La mayoría de los miembros viven de manera independiente, mientras se esfuerzan por alcanzar la santidad en el “mercado” y se responsabilizan de sus propios gastos de subsistencia, seguro de salud y jubilación.

“En la Iglesia hay muchos institutos de vida consagrada que han recibido dones diversos, según la gracia propia de cada uno: pues siguen más de cerca a Cristo, ya cuando ora, ya cuando anuncia el Reino de Dios, ya cuando hace el bien a los hombres, ya cuando convive con ellos en el mundo, aunque cumpliendo siempre la voluntad del Padre”.

~ Canon 577

Por favor, contactar a la Oficina de Vida Consagrada para más información.