Reflexión de Adviento
“¡Manténganse despierto!” por el Padre Joseph Murphy, C.O.
Por tanto, estén alerta, porque no saben en qué día vendrá su Señor. Mateo 24:42
“¡Manténganse despierto!”
Este domingo notarán cómo las vestimentas del sacerdote no serán del glorioso oro de Cristo Rey ni del verde de siempre, sino de los tenues tonos púrpura del Adviento. Un violeta suave como el color del cielo nocturno justo antes del amanecer. Un tono que, para quienes esperan en la oscuridad, es el color de la emoción, la expectativa y la esperanza de que el nuevo día amanezca muy pronto.
En las cuatro semanas de Adviento, nos unimos a los profetas que esperan con ansia el don prometido del Padre: el Salvador y Redentor de la humanidad. ¡El Evangelio nos dice que permanezcamos despiertos! Porque no sabemos el día ni la hora en que vendrá el Hijo del Hombre. A veces, los niños pequeños intentan mantenerse despiertos toda la noche antes de Navidad para ver a Papá Noel colocando sus regalos bajo el árbol, y en su entusiasmo se quedan dormidos en los sofás cerca del arbusto perenne. Cuando despiertan la mañana de Navidad, corren a ver los misteriosos regalos alrededor del helecho perenne. Al verlo, no habría necesidad de ir a contarlo en la Montaña, pues ya habrían oído los gritos de alegría. A media mañana, la habitación está cubierta de jirones de envoltorios ornamentados, arrancados con un celo sin igual para descubrir lo que se esconde.
Esta época del año nos invita a ser como niños que esperan los regalos en Nochebuena. Nos invita a esperar la intervención de Dios y a hacer sentir su amorosa presencia, a ser como niños en nuestra ilusión por el cumplimiento de la promesa de que Dios se acercará a nosotros, nos consolará, nos sanará, nos iluminará y nos salvará mediante su presencia entre nosotros. Cuando Él venga, por muy silenciosa que sea su presencia, por muy sutil que sea el regalo, recibámoslo con la inmensa alegría de un niño y con el mismo fervor.
Bienvenidos al Adviento. Mantengámonos despiertos, porque estamos a punto de recibir un regalo mayor que cualquier otro, el mismo Dador de todo Don. ¡Se acerca la Navidad, así que mantengámonos despiertos!
Escrito por el Padre Joseph Murphy, C.O.
Congregación del Oratorio
Director de la Oficina de Culto de la Arquidiócesis Católica Romana de Washington
